El drama de una mujer emprendedora

Encontramos este testimonio en las redes sociales, y creemos que merece la pena compartirlo:

 

“Hace diez años, mi socia y yo pusimos una pequeña empresa dedicada a vender juguetes. La empresa creció, y llegó a tener cuatro locales y doce empleados. No era muy concurrida, pero sí tenía una clientela fiel y, aunque no daba muchas ganancias, estábamos satisfechas.

 

Desde el 16 de marzo tuvimos que cerrar nuestras tiendas por orden del gobierno. Desde esa fecha no tenemos ingresos ni podemos pagar los alquileres.

 

Nosotras revisamos los protocolos para el comercio electrónico y podíamos cumplir con todo lo que se exigía. Podíamos asumir las diversas medidas de bioseguridad sin problemas. Pero, para obtener la autorización, el gobierno nos exige haber facturado 3 millones de soles el año pasado; y no nos deja operar.

 

¿Cómo esperan que salvemos nuestro negocio si nos exigen requisitos pensados para  empresas gigantes? ¿Por qué no piensan en los ayudar a las pequeñas empresas así como lo hacen con las grandes?

 

Hemos tenido que despedir a casi todos nuestros trabajadores. Y, mientras nosotras nos veremos obligadas a cerrar nuestro pequeño negocio, nuestra competencia no tendrá mucho problema en seguir adelante.

 

El comercio informal, que ha incumplido la cuarentena y ha vendido juguetes por todo Lima, sin dar boletas y sin ninguna medida de seguridad; tampoco se ha visto tan perjudicado. Yo también hubiera querido vender, pero no puedo, porque no voy a vender sin dar boleta; mientras que las otras, las informales, siguen adelante sin problemas.  

 

¿Cómo espera el gobierno que se recupere la economía cuando él mismo es el que pone las trabas? Es muy injusto ver el trabajo de años echado a perder por una mala regulación."

 

* Agradecemos al señor Wilfredo Ardito Vega por su colaboración con este testimonio