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02/09/2020

¿Doce meses de vacaciones pagadas?

La justicia no consiste en dar a todos lo mismo, sino en dar a cada quien lo que le corresponde.

Autor: Jorge Lazarte

Desde que empezó la cuarentena obligatoria, las empresas formales se han visto obligadas por el gobierno a enviar a sus casas al personal que es considerado con mayor riesgo frente al Covid 19; y a continuar pagándoles el íntegro de su remuneración y beneficios sociales, como si vinieran trabajando con absoluta normalidad.

 

Según el gobierno, estas horas deben ser recuperadas cuando termine la cuarentena; pero lo cierto es que será prácticamente inviable recuperar más de 6 meses de horas dejadas de laborar. Lo peor es que la cuarentena para este grupo de personas no tiene cuando acabar, por lo que podríamos estar hablando de más de 12 meses en casa, sin laborar, a costa de los recursos de las empresas formales.

 

La situación de iliquidez que enfrentan las empresas formales debido a la cuarentena es sumamente grave. Muchas han debido cerrar operaciones, recortar sueldos, despedir trabajadores, o incluso cerrar para siempre su actividad y salir del mercado. Lo hemos visto en todos los sectores de la economía.

 

¿Es justo que un grupo de personas permanezca en casa sin trabajar, percibiendo el 100% de su remuneración y todos sus beneficios laborales, como si la crisis no existiera para ellos? Estamos hablando de personas que tienen obesidad, presión arterial no tratada, diabetes o más de 65 años.

 

En Brasil se ha adoptado una medida que pareciera ser mucho más equitativa, y se ha dispuesto que todas las personas que no puedan volver a laborar por sus propias condiciones de salud, perciban sólo dos tercios de su remuneración, debiendo el gobierno y el empleador asumir un tercio cada uno mientras dure la cuarentena.

 

No se trata de una medida que busque perjudicar a la población de mayor riesgo. Se trata de una forma de distribuir equitativamente los riesgos y las pérdidas, entre la población, el gobierno y las empresas.

 

Si trasladamos a la empresa formal toda la carga económica del problema, su recuperación será mucho más lenta y veremos que muchas más saldrán del mercado, o se convertirán en informales, por no poder continuar pagando el 100% de las remuneraciones del personal que está en casa sin laborar, mientras otros se “rompen el lomo trabajando.”

 

Tratar a todos con justicia no significa dar a todos lo mismo, significa dar a cada uno lo que legítimamente le corresponde.

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