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01/05/2018

El mercado es más sabio que nosotros

Si emitimos leyes que maten la sabiduría del mercado nos convertiremos en un país más del montón

Autor: Jorge E. Lazarte Molina

A raíz de la reciente adquisición de Química Suiza, Intercorp no adquiere un monopolio en el sector farmacéutico. Cualquiera que sostenga lo contrario, no conoce cómo está compuesto el mercado de medicamentos en el país, o solo busca captar atención de la opinión pública mediante mensajes sensacionalistas. Pretender crear leyes que restrinjan el comportamiento natural de los mercados debido a los gritos de horror de algunos desentendidos, puede frustrar una enorme oportunidad para el país.

 

En el Perú existen cerca de 12,000 farmacias y boticas[1], de las cuales 1,100 pertenecen a Inkafarma y 1,000 a Mifarma. En conjunto, la participación de Intercorp a través ambas cadenas no llega al 20% del total de locales, por lo que es absurdo hablar de un monopolio. En un mercado tan atomizado como este, el consumidor tiene un abanico enorme de posibilidades donde adquirir sus productos.

 

En cuanto a los niveles de venta, históricamente las boticas independientes han mantenido una participación equivalente al 50% del mercado, mientras que las cadenas concentran la otra mitad. Por tanto, la verdadera competencia en el sector farmacéutico no está dada entre Inkafarma y Mifarma, como muchos piensan; sino entre las cadenas de boticas y las boticas independientes.

La guerra de precios entre Inkafarma y Mifarma ha estado orientada a disputar una mayor participación en un mercado que no es cautivo de las boticas independientes, y a captar principalmente a los clientes de otras cadenas; pero no al cliente de las boticas independientes, por cuanto el mercado moderno aún no ha encontrado la fórmula para vencer al mercado tradicional.

 

El mercado tradicional, compuesto por las boticas independientes, mantiene importantes ventajas competitivas frente al de las cadenas, debido principalmente a una notoria informalidad y una menor fiscalización por parte del Estado, que les permite incurrir en menores gastos operativos; pero sobretodo, debido a una estrecha relación de confianza entre la botica y sus clientes, que se explica por la presencia durante años de un mismo químico farmacéutico que ha jugado el rol del “doctor del barrio”, en el que su población confía, y que está dispuesto a financiar la venta de medicamentos, fiando a quienes los necesitan y que carecen de recursos para adquirirlos en el momento.

Abrir una botica en el Perú es muy fácil, y los costos para hacerlo no son elevados. Prueba de ello es que en los últimos cuatro años Inkafarma ha logrado abrir en promedio una  botica cada tres días; y de que existen en el país más de 10,000 boticas independientes que acaparan el 50% del mercado. Esta facilidad de acceso y la inexistencia de barreras que permiten abrir rápidamente una farmacia o botica en cualquier lugar del país, es la principal garantía para los consumidores de que la concentración de Mifarma e Inkafarma no puede de ninguna manera ser dañina para el mercado.

 

El día en que Mifarma e Inkafarma se vuelvan anticompetitivas o se olviden de sus políticas de precios, los clientes migraran inmediatamente a las boticas independientes, o a las nuevas cadenas que se creen para satisfacer la demanda insatisfecha. Pensar que Inkafarma y Mifarma gozan de un monopolio en el que podrán abusar de los consumidores, es negar la existencia del enorme y poderoso universo de boticas independientes que existe en el país.

 

Somos pocos los que creemos que el mercado es suficientemente sabio para auto regularse, y que no se necesitan normas que prohíban la concentración de industrias para cuidar la competencia. Es por ello que ante este tipo de noticias suenan gritos de horror entre quienes piensan que el mercado es torpe, y que hay que llenarlo de normas para cuidar que la competencia funcione.

 

Pero esas normas no son la solución, y el Perú lo puede demostrar. Somos uno de los pocos países que carecen de normas que restrinjan la concentración de los mercados, lo que nos pone a la vanguardia en este tipo de legislaciones. Tenemos la oportunidad de demostrarle al mundo que la concentración de los mercados puede auto regularse, y que bastan las normas que sancionan el abuso de posiciones dominantes. Podemos ser un ejemplo de competencia sin restricciones a la concentración de los mercados, y que el universo entero ponga al Perú como ejemplo de que no se necesita sobre regular para que la competencia funcione correctamente.

 

No perdamos la oportunidad que tenemos de ser líderes vanguardistas. Si emitimos leyes que maten la sabiduría del mercado nos convertiremos en un país más del montón. Aprovechemos el momento y demostremos al mundo que la competencia funciona sin leyes que la restrinjan. Seamos el ejemplo del cambio, y no una oveja más del rebaño.

 

[1] Farmacia y botica es lo mismo. La ley sólo las distingue por quién es el dueño. Una farmacia debe pertenecer necesariamente a un químico farmacéutico. Una botica no necesariamente.